Ravier (1)
Adrián Ravier escribió El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico para ofrecer su opinión sobre la teoría de la liquidez. Ravier recomienda no confundir el ciclo económico con la quiebra de uno o pocos bancos, que podría suceder por el descalce de plazos (tomar prestado a corto plazo y prestar a largo plazo); no explica cómo el descalce de plazos conduce a la quiebra.
Ravier distingue un problema financiero de un problema de solvencia mencionando la posibilidad de un problema de liquidez, pero no explica qué es la liquidez (y el problema de liquidez), qué es la solvencia (y el problema de solvencia) y qué es un problema financiero: no está claro si el problema financiero es la categoría más general con dos casos concretos, la liquidez y la solvencia. Afirma que los problemas de liquidez de un banco se resuelven con préstamos de otros bancos; los problemas de solvencia no tienen solución porque nadie quiere prestar a un insolvente.
Asegura Ravier que “tomemos el sistema monetario y bancario que tomemos, siempre habrá descalce de plazos, pero no siempre será un problema.” Esto es doblemente problemático: es posible tener sistemas monetarios y bancarios sin descalce de plazos (como aspecto neto del balance de un banco que incluya todas sus operaciones consolidadas y sus fondos propios); y el descalce de plazos cuando exista siempre será un problema mayor o menor, lo que sucede es que si es muy pequeño apenas se notará.
Ravier menciona sistemáticamente el descalce de plazos pero no el descalce de riesgos, y ambos son importantes en la teoría de la liquidez.
Al referirse a la banca libre en Escocia Ravier afirma que “varios bancos emisores de forma competitiva y descentralizada podían emitir sus propios billetes bancarios respaldados en oro.” Se trata de un error común confundir respaldo y convertibilidad: los billetes eran convertibles en oro (o en billetes de otro banco más central e importante); el respaldo de los billetes no era solo el oro sino todos los activos del banco. También afirma que en este episodio histórico “seguramente” había descalce de plazos: no ofrece ninguna evidencia empírica a favor o en contra.
Según Ravier es el sistema de compensación bancaria el que estabiliza el sistema al evidenciar si un banco está mal gestionado: este quiebra y no perjudica al resto del sistema. No explica cómo se evidencia la mala gestión de un banco en la cámara de compensación.
Sin embargo una quiebra necesariamente perjudica al menos en parte a las contrapartes acreedoras, que son (entre otras entidades) los demás bancos del sistema de compensación, quienes pueden llegar a sufrir quitas y pérdidas en sus posiciones acreedoras contra el banco quebrado; el proceso de liquidación puede ser largo y problemático si las relaciones financieras son complejas (opacidad, dificultad de interpretación de los contratos), y una quiebra de una entidad grande puede tener graves repercusiones sobre otras entidades, que a su vez pueden causar problemas en cadena si el sistema es muy interdependiente (riesgo sistémico, contagio de problemas de un banco a otro); tras la quiebra las entidades supervivientes pueden salir beneficiadas por tener un competidor menos y un sistema más saneado y sólido en su conjunto (antifragilidad por eliminación de los más débiles).
Una quiebra de un banco (y sus efectos sobre otros bancos) no es equivalente a la quiebra de una empresa no financiera (y sus impactos en su sector productivo). El sistema bancario está altamente interconectado: las entidades son simultáneamente competidores y cooperadores con posiblemente muchas relaciones entre ellas, y el fracaso de un banco puede tener repercusiones negativas netas sobre otros bancos o incluso sobre el sistema en su conjunto. Solamente en sistemas bancarios simples, transparentes, y con cortafuegos adecuados, es posible garantizar que la quiebra de un banco, pequeña y localizada, no perjudica o al menos no destruye al sistema en su conjunto.
Los bancos están altamente conectados porque no son solamente intermediarios financieros: además son los gestores de los pagos y cobros de la sociedad en su conjunto (función esencial que sufriría los problemas de quiebras bancarias), que no paga solo con entregas de dinero sino también con transferencias de promesas de pago a la vista y muy seguras de los propios bancos. Las interferencias o trasvases entre ambos ámbitos (pagos con deuda segura a muy corto plazo; finanzas o préstamos a más largo plazo y riesgo) son mecanismos causantes del ciclo económico, que además debido a las interconexiones entre bancos puede reforzarse en sus tendencias de auge y caída.
Ravier concede que puede ser correcto que en la crisis subprime el problema fue el descalce de plazos, pero solamente “en el plano del arte de la administración bancaria” y no “desde un punto de vista económico”.
[…] corresponde a un auditor contable explicar las razones por las cuales un banco quebró, pero corresponde a los economistas explicar las razones por las cuales todos o casi todos los bancos fallaron al mismo tiempo. Si en la crisis subprime el descalce de plazos fue global y además tomó una magnitud inmanejable, debe haber una causa institucional que lo generó, a saber, el monopolio de emisión. Esa explicación es la que debemos atender los economistas.
Según Ravier la ciencia económica solo es macroeconomía que analiza un sistema en su conjunto y sus aspectos institucionales: los mecanismos de generación y transmisión bancaria y financiera de problemas no son cuestiones de interés para economistas. Además la explicación debe estar exclusivamente en el exterior del sistema, en la concesión de un monopolio de emisión: no hay nada relevante dentro del propio sistema bancario, no hay una ciencia de la administración bancaria y sus posibles problemas. Esta postura es típica entre economistas que no comprenden o no dan importancia a la banca y las finanzas, como si no fueran parte de la actividad económica ni ámbitos merecedores de inclusión en la ciencia económica: estos economistas tienen un grave sesgo de perspectiva y no pueden entender plenamente los ciclos económicos.
Termina Ravier: “[…] el descalce de plazos no es la causa del ciclo económico. El descalce de plazos (generalizado y de magnitud) es más bien la consecuencia de un marco institucional inadecuado […]”. El problema es semántico: ¿qué se entiende por “causa”? ¿Sólo hay una causa o puede haber múltiples causas interconectadas a diferentes niveles o en diversos ámbitos (legal, técnico)?
Este debate queda más claro si se precisa el uso de los términos: el descalce de plazos (y riesgos) es el mecanismo financiero causante del ciclo económico; el marco institucional inadecuado es la causa legal, jurídica o política del ciclo, que incentiva la aparición del fenómeno del descalce de plazos y riesgos; el Estado como legislador y gobernante es el agente causante generador de dicho marco institucional; el Banco Central con monopolio de emisión es el subagente específico que practica el descalce de plazos en su propio balance y fomenta el descalce de plazos de otros bancos al actuar como prestamista y salvador de última instancia.
Rallo (2)
Juan Ramón Rallo contestó a Adrián Ravier con El descalce de plazos sí es la causa del ciclo económico. Rallo explica que la teoría de la liquidez y del descalce de plazos y riesgos es un avance sobre la teoría austriaca tradicional del ciclo económico, excesivamente simple con un único tipo de interés y distorsiones del mismo en lugar de un arbitraje bancario sobre múltiples tipos de interés según plazo y riesgo. Es una teoría que conecta las decisiones individuales microeconómicas de prestamistas y prestatarios (consumidores, productores, ahorradores e inversores, y con bancos como intermediarios) con las distorsiones macroeconómicas propias del ciclo económico. Los bancos, como intermediarios financieros por excelencia, son agentes responsables del proceso distorsionador; pero no son los únicos agentes causantes, porque lo esencial es el mecanismo, el descalce de plazos y riesgos, y este mecanismo puede estar presente en otros agentes y procesos, como en la intermediación financiera no bancaria (banca en la sombra).
El análisis institucional es interesante pero es un análisis jurídico y político que no debería ignorar los mecanismos económicos más fundamentales. Las malas instituciones incentivan las descoordinaciones de los agentes económicos, pero estas tienen unos mecanismos específicos que es necesario comprender, y tal vez sucedan, aunque seguramente en menor medida, con buenas instituciones: el mercado libre es una buena institución pero no es perfecta, y los mecanismos correctores de las descoordinaciones no funcionan de forma instantánea y localizada; las expansiones crediticias de una banca libre podrían no corregirse de forma óptima (con quiebras rápidas y parciales) y dar lugar a ciclos económicos.
Rallo realiza una afirmación errónea: “[…] podría haber monopolios bancarios que no generaran ciclo económico si se restringieran al máximo los descalces de plazos y de riesgos (el coste de ello, empero, sería la muerte de facto del crédito)”. La restricción de los descalces de plazos y riesgos no es en absoluto la muerte de facto del crédito sino por el contrario su gestión más prudente.
Ravier (3)
Ravier responde e intenta argumentar contra los problemas del descalce de plazos con un ejemplo ficticio de un banco (o incluso de muchos bancos) que recibe prestado a corto y presta a largo pero que siempre logra refinanciarse. Es un ejemplo que no sólo no aclara sino que ofusca. Comete el error de imaginar una situación posible sin analizar cuál es su probabilidad: no se da cuenta de que cuantos más bancos practiquen el descalce de plazos, más difícil será refinanciar el pasivo a corto plazo. Y es una imaginación muy incompleta (problema de lo que se ve y lo que no se ve) que no considera cómo el descalce de plazos genera el auge del ciclo.
Ravier ve el posible problema de refinanciación pero asegura que siempre tiene solución:
[…] si el banco tuviera problemas para captar un depósito a tiempo para cumplir su contrato, podrá subir el tipo de interés que paga al “depositante”, y con ello –en la medida que no tenga serios problemas de solvencia- lograría asegurarse la obtención de fondos.
De nuevo aquí se estudia una “posibilidad” sin analizar en profundidad su dificultad ni su realismo. Algunas empresas quiebran porque nadie está dispuesto a financiarlas a ningún precio: no hay manera de asegurarse la obtención de fondos. La refinanciación a alto precio no siempre es interesante para el receptor: si el precio que te obligan a pagar es demasiado alto puede ser más eficiente impagar ahora en lugar de tener problemas aun mayores en el futuro. En la crisis más reciente los mercados de crédito interbancarios se congelaron por completo (no había operaciones a ningún tipo de interés) porque nadie se fiaba de la solvencia de los demás (probablemente porque además proyectaban su propia debilidad financiera a los otros).
Ravier afirma que su caso imaginario “[…] no es otra cosa que la forma en que la banca ha operado históricamente desde sus inicios.” Asegura, sin ofrecer evidencias, que la banca siempre ha realizado descalces de plazos considerables. Sin embargo la banca prudente no realiza descalce de plazos o lo hace de forma mínima y marginal, por ejemplo diferenciando claramente las letras de los bonos.
Ravier resalta la incertidumbre inherente a la función empresarial del banquero:
[…] el caso incluye cierta incertidumbre, porque el banquero podría llegar al final del primer año sin captar el o los depósitos suficientes para cumplir su compromiso. Esto sin embargo, no debiera preocuparnos. El banquero ejerce en este sentido la función empresarial, al igual que millones de empresarios que día a día arriesgan capital en cada uno de sus contratos […] nada diferencia al banquero de un dueño de un restaurante que al cierre del período no logró vender los cubiertos suficientes para pagarle a sus empleados. La pregunta que surge entonces es por qué le vamos a exigir a la industria bancaria mayor certidumbre que al resto de las industrias.
Naturalmente que sí debería preocuparnos si recordamos que los bancos son entidades que mantienen múltiples relaciones con muchos agentes económicos, entre ellos otros bancos. La quiebra de un banco es algo potencialmente mucho más grave que la de una empresa no bancaria. Los bancos no solo son intermediaros financieros sino que además gestionan casi todos los cobros y pagos de una economía, por lo cual su desaparición sería algo gravísimo para la actividad de todos los sectores económicos. La industria bancaria es claramente especial y debe estudiarse con cuidado, sin ignorar sus peculiaridades como hace Ravier.
Ravier acierta al resaltar las diferencias de los sistemas de banca central y de banca libre:
Bajo un sistema de banca central, seguramente el “descalce” será mayor, porque los banqueros saben que hay un prestamista de última instancia que ofrecerá la liquidez necesaria para rescatarlos de problemas de iliquidez. Bajo un sistema de banca libre descentralizado y competitivo […] tal posibilidad de recurrir a un prestamista de última instancia desaparece, lo que obliga a los banqueros a comportarse más responsablemente. Recordemos que en competencia el éxito de un banco está en construir reputación. Pienso que el descalce de plazos bajo un sistema de banca libre con reserva fraccionaria será más limitado y no causará ciclos económicos, pues se comportaría como de hecho mostramos en el contraejemplo.
El problema es que “más responsablemente” queda indeterminado y no es equivalente a que el ciclo económico sea imposible. Que el descalce sea menor no implica que sea tan pequeño que no pueda causar distorsiones y el ciclo económico. La mención a la reputación es importante pero falta su desarrollo. Y el contraejemplo es un mal ejemplo de funcionamiento de un banco prudente con buena reputación.
Según Ravier los bancos no solo no son los motores de este proceso distorsionador “sino que al contrario, intermediando entre ahorristas e inversores, permiten la estabilidad del sistema.” ¿Es que acaso el sistema sería inestable sin bancos intermediarios? Ravier parece no entender qué significa estabilizar y desestabilizar, y quizás confunde estabilidad y eficiencia. Los bancos cuando operan prudentemente no estabilizan nada previamente inestable, y con su acción imprudente se fragilizan (consiguen mayores beneficios a costa de mayores riesgos) y desestabilizan la economía. Que los bancos puedan desestabilizar una economía no implica que deban estabilizarla si operan bien.
Ravier insiste con el ejemplo de la banca libre en Escocia:
Aplicado al caso de Escocia, los bancos emisores competían unos con otros. El sistema de compensación bancaria justamente obligaba a cada banco a manejarse responsablemente. Si un banco sobre-expandía su oferta de billetes bancarios rápidamente veía disminuir sus existencias de oro, lo cual lo obligaba a cambiar, o bien, lo conducía a la quiebra. Pero de nuevo, la quiebra de un banco, no implica la quiebra del sistema. En el caso escocés, especialmente en la primera etapa, hubo un proceso de prueba y error que dejó algunos bancos en el camino, pero con el tiempo la reputación de algunos bancos fue construyendo un sistema sólido donde el descalce de plazos no representó un problema.
Ravier toma un ejemplo como si fuera el único caso posible, como si se tratara de un ley de aplicación universal: sin embargo encontrar un ejemplo a favor de algo no equivale a que ese algo se cumpla en todo los ejemplos posibles. En un sistema de banca libre tal vez las barreras de entrada no legales sean tan grandes que la competencia entre bancos pueda relajarse; los bancos podrían expandir el crédito de forma concertada; la quiebra de un banco podría desencadenar quiebras de otros bancos y la quiebra del sistema; que el descalce de plazos no representó un problema implica que este se realizaba, de lo cual no se ofrecen evidencias.
Y es que Ravier cree que con su ejemplo imaginario ha demostrado que el descalce de plazos “en sí mismo no genera ese problema” (de descoodinación y ciclo económico). Un mal uso de un ejemplo ilustra una mala comprensión de una teoría.
Ravier llama la atención sobre que “la posición de la teoría de la liquidez parece fortalecer la visión keynesiana (y quizás marxista) sobre la inestabilidad inherente del capitalismo.” Las presuntas inestabilidades keynesiana y marxista son de otro tipo (además de esencialmente erróneas), y no se ven fortalecidas por la teoría de la liquidez. Las teorías de Keynes (y Minsky) tienen algunos elementos semejantes pero son sobre todo psicológicas (espíritus animales, confianza o desconfianza) y no reconocen el problema del descalce de plazos o deterioro de liquidez sino que lo causan o agravan. La teoría del ciclo marxista por la presunta caída de la tasa de ganancia del capital y por las presuntas contradicciones internas del capitalismo es una enorme chapuza intelectual resultado de no entender casi nada ni de economía ni de finanzas.
Sobre la existencia de un único tipo de interés o una curva de tipos y rendimientos, según Ravier “el sistema financiero opera arbitrando esa curva”: cae en el error de creer que un banco sólo es un banco si descalza plazos. No ve que el sistema financiero ha operado en el pasado y podría operar exclusivamente como intermediario financiero (y no como transformador de plazos) sin arbitrar esa curva, y que es justamente el arbitraje sobre esa curva lo que crea las distorsiones y el ciclo económico.
Termina Ravier de forma confusa mezclando las diferentes preferencias temporales de cada individuo (variaciones entre sujetos) con las diferentes tasas de interés según plazo y riesgo.
Rallo (4)
Rallo resalta los problemas del ejemplo que ofrece Ravier sobre el banco que descalza plazos: se trata de hacer algo mal desde el principio y esperar que se arregle luego, y esto es algo más difícil cuanto más agentes lo intenten e imposible si lo intentan todos. “Es una equivocación confundir la posibilidad de mejora individual de la liquidez con la de mejora general de la liquidez.”
Rallo critica la afirmación de Ravier sobre la realización de descalce de plazos de la banca libre en Escocia:
No es cierto que el caso descrito por Adrián de arbitraje masivo de tipos de interés sea el modo en que ha actuado históricamente la banca libre. El paradigma de banca libre es el sistema bancario escocés, y los bancos escoceses se especializaban en descontar crédito comercial a corto plazo girado contra mercancías de alta demanda (tal como nos explica Adam Smith). Las hipotecas, en cambio, las financiaban asociaciones financieras que se endeudaban a largo plazo.
Y recuerda que es precisamente el proceso de aprendizaje mediante prueba y error el que puede generar algún ciclo endógeno:
[…] en banca libre los bancos tienden a aprender que no deben descalzar plazos. Pero… durante un tiempo pueden no haber aprendido la lección (en eso consiste el aprendizaje evolutivo: me equivoco, corrijo, aprendo) y en ese caso se podría dar un ciclo sin bancos centrales.
Rallo reconoce que el marco institucional influye sobre cuánto descalce de plazos hay. Pero si hay algo de descalce de plazos en un sistema de banca libre, aunque sea menos que en uno con banco central, este podría ser excesivo y originar un ciclo. Ofrecer un ejemplo en el cual algo no sucede no equivale a garantizar que no va a suceder nunca en situaciones parecidas: “apelar a Escocia ofrece un ejemplo de cómo un sistema de banca libre puede funcionar bien: posibilidad que no he negado en ningún momento. Pero apelar a ese caso particular no demuestra que todos los sistemas de banca libran tengan que operar bien.”
El ejemplo de la banca libre en Escocia sucedió con unas circunstancias tecnológicas y financieras concretas que quizás no sean extrapolables a otros casos (una economía más bancarizada, unas finanzas más complejas, muchas más tecnología de comunicaciones y procesamiento de información).
Sobre que la teoría de la liquidez apoya la visión keynesiana (y minskyana) del ciclo, en realidad es al revés: explica cómo el mercado puede resolver estos problemas de descoordinación.
Ravier (5)
Ravier distingue entre fluctuaciones y ciclos económicos: las fluctuaciones serían endógenas (por cambios de preferencias temporales o innovaciones tecnológicas) y los ciclos económicos se deberían a factores exógenos (“la expansión de crédito de la autoridad monetaria que rompe la identidad entre ahorro e inversión”). Tal y como utiliza los términos, un mercado libre, sin intervenciones exógenas, solo podría tener fluctuaciones y no ciclo económico: pero esto es un mero truco semántico.
En el lenguaje natural ordinario términos como ciclo, oscilación, fluctuación, son esencialmente sinónimos como cambios en el tiempo de algún parámetro de un sistema en torno a algún valor promedio, y que pueden ser deterministas o aleatorios, y periódicos o no periódicos. Estos cambios pueden deberse a perturbaciones externas, a la propia dinámica interna de un sistema, o a ambos factores. El descalce de plazos y riesgos es un fenómeno que ocurre o puede ocurrir dentro del mercado libre sin intervención estatal (endógeno) y también fuera del mercado libre (exógeno, en el banco central como elemento no propio de un mercado libre).
Ravier cree que hay una contradicción en el análisis de Rallo porque parece decir que el mercado libre provoca ciclos y los resuelve: el problema es que aquí no hay ninguna contradicción; no es que el mercado provoque y no provoque el ciclo, sino el mercado puede generar un ciclo por acumulación de errores de degradación de liquidez, y lo resuelve tan rápido y eficientemente como sea posible mediante mecanismos como pérdidas, quiebras, liquidaciones y procesos de aprendizaje de lo peligroso que es no tomarse en serio la liquidez.
Insiste en que “en un sistema de banca libre, la competencia entre bancos emisores y la compensación bancaria evitan que se desencadene el ciclo.” Parece creer que la competencia entre bancos emisores tiene una capacidad infinita e instantánea para eliminar a los imprudentes, y que la cámara de compensación bancaria es una herramienta perfecta y sin problemas.
Afirma Ravier que “Hay que reconocer que el monopolio de emisión podría no generar ciclos económicos si lograra equilibrar ahorro e inversión.” Parece creer que el problema es el ajuste de cantidades totales de ahorro e inversión (antes mencionó la ruptura de la identidad entre ahorro e inversión), y no ve que el problema es la composición desajustada de ese ahorro e inversión según factores de tiempo y riesgo.
Ravier no niega “que el descalce puede generar pequeños desequilibrios, y que estos a su vez puedan generar cierto efecto Ricardo en la estructura productiva, pero al estar limitados por la competencia no llegan a causar el ciclo económico.” La expresión correcta es que pequeños descalces generan pequeñas descoordinaciones, y grandes descalces generan grandes descoordinaciones merecedoras del nombre “ciclo económico”. La pregunta es cómo de pequeños o grandes podrían llegar a ser los descalces en un sistema de banca libre sin intervención externa (Ravier sólo menciona varias veces el monopolio de emisión, pero también están las obligaciones o no de convertibilidad en dinero externo, las diversas regulaciones y supervisiones bancarias, y los fondos de garantías de depósitos).
Ravier afirma que el proceso de aprendizaje de los bancos no sería o provocaría un ciclo sino solamente la quiebra de uno o algunos bancos que operen irresponsablemente, sin que esto constituya desequilibrios generalizados: no explica por qué está seguro de que esos “algunos” bancos no pueden ser muchos o suficientes para crear un ciclo, por pequeño que fuera. Y de nuevo ignora el carácter sistémico del sistema bancario, fuertemente interconectado entre sí y con todo el sistema productivo.
Insiste en que la competencia resuelve estos problemas: los bancos deben preocuparse por su reputación, no pueden arriesgarse a perderla ya que la menor duda acerca de su solvencia haría que los clientes retiren los fondos de sus cuentas y los lleven a la quiebra. Parece creer que el sector bancario no tiene ninguna capacidad de colusión, que no hay grandes barreras no legales de entrada al sector, y que el conjunto de la población tiene una considerables educación financiera que les permite controlar perfectamente a los bancos.
Rallo (6)
Rallo vuelve a explicar en detalle cómo el ciclo se produce mediante descalces de plazos debido a que este es tentadoramente atractivo porque ahorrarse costes de liquidez puede generar beneficios a cambio de asumir más riesgos: el problema es que estos riesgos deben materializarse eventualmente y convertirán los presuntos beneficios en pérdidas reales. Sólo si todos los agentes valoran correctamente la liquidez se evitarán por completo las descoordinaciones.
Si los bancos en un sistema libre expandieran concertadamente el crédito (y esto es posible en principio), no hay garantías de que los mecanismos correctores del mercado operen con tanta intensidad y velocidad que el ciclo económico quede descartado por completo. Solamente si los bancos valoran correctamente la liquidez (sin caer en el error intelectual generalizado de creer que un banco por su propia naturaleza debe transformar plazos), si esta se supervisa de forma global por todo el sistema financiero (y no solo individualmente por cada banco), si las cámaras de compensación son estrictas con los saldos deudores (no aceptan refinanciaciones, reducen los plazos de compensación), y si el público en general vigila la conducta bancaria y retira su financiación, solo entonces los ciclos serán prácticamente imposibles.
Comentarios finales
El concepto de causa de un fenómeno es semánticamente rico y complejo: la causa puede ser tanto un mecanismo técnico (descalce de plazos y riesgos, deterioro de liquidez), como un agente responsable (bancos privados, banca central), o un marco institucional que incentiva ciertas conductas (regulaciones estatales). Causas de una muerte por asesinato son la parada cardiorrespiratoria, el impacto de una bala en el corazón, el disparo de la bala por un revólver, el sujeto que apunta y aprieta el gatillo, la intención y el deseo del asesino de asesinar a la víctima, la falta de inhibiciones morales o legales suficientes contra el asesinato, un sistema policial y judicial imperfecto, etc.
Sobre la teoría del ciclo económico, lo esencial es conectar causalmente los auges con las recesiones, los errores con sus correcciones: entender no solo los aspectos institucionales, que son muy importantes, sino también los detalles técnicos de los mecanismos financieros que generan las descoordinaciones. Se trata de entender el mecanismo interno en el balance de un intermediario financiero (el descalce de plazos y riesgos o deterioro de la liquidez), para luego también estudiar qué factores endógenos o exógenos pueden activarlo o frenarlo. En un mercado libre el ciclo sería más difícil, quizás mucho más difícil, menos frecuente, quizás muy raro, y menos intenso, quizás mucho menos intenso, pero no imposible (probabilidad cero de cualquier ciclo de cualquier tamaño).
Rallo no ignora los problemas institucionales y comprende en detalle los mecanismos financieros y la transmisión de los problemas. Ravier cree que el descalce de plazos y riesgos es un fenómeno contable, no económico; que la única causa está en la intervención externa, sin la cual no puede haber descoordinaciones endógenas; y que el sector bancario es un sector como cualquier otro.
Como la escuela austriaca de economía no tiene nociones de cantidad, intensidad o velocidad, algunas discusiones sólo se basan en qué es posible o imposible sin analizar en detalle cómo de probable o difícil es algo, o cómo de rápido y con qué intensidad operan los diversos mecanismos. Se abusa de inferencias lógicas deductivas de todo o nada en lugar de analizar cómo los procesos se generan gradualmente. Se utilizan trucos de palabras para no llamar ciclo a lo que no se quiere que se considere como un ciclo.
Referencias
Recopilación de artículos sobre dinero, crédito, banca y finanzas