Tonterías selectas

José Manuel Sánchez Fornet, ex secretario general del SUP (Sindicato Unificado de la Policía): «No fue violación, ni abuso, fue una orgía promovida por ella»

La cultura de la violación, de Amparo Díaz Ramos, abogada especialista en violencia de género

#Cuéntalo: la memoria de las mujeres, de Ruth Toledano

Las mujeres creíamos a la víctima de Pamplona porque todas, repito, todas las mujeres hemos vivido la agresión machista a lo largo de nuestras vidas, y cuestionar a la joven de los sanfermines no era sino la respuesta habitual del patriarcado: culparla a ella. Más allá de que las pruebas apoyaran su denuncia, el hecho mismo de denunciar una violación, grupal en este caso, nos obligaba a creerla. Por la sencilla razón de que, digan lo digan los agentes del mal patriarcal, las mujeres no vamos por las comisarías denunciando violaciones que no hemos sufrido. No lo hacemos. Quien lo diga, miente interesadamente. Denunciamos violaciones porque sufrimos violaciones. O no las denunciamos aunque las hayamos sufrido…

… todas las mujeres somos víctimas. Incluso las que no lo han sido de manera explícita. Incluso las que creen que no lo han sido. Lo hemos sido todas, más allá de haber sido o no violadas en un descansillo, porque el relato opresor, la historia del patriarcado nos incluye a todas. A todas nos ha sobado un jefe. A todas nos ha perseguido un hombre por la calle. A todas nos ha tocado un padrastro por debajo de la falda cuando teníamos seis años. A todas nos ha penetrado un abuelo. A todas nos ha dado el ginecólogo un cachete en la nalga. A todas nos ha acosado un vecino en el ascensor siendo adolescentes. A todas nos ha toqueteado un profesor. A todas nos ha sacado un tío la polla en un parque. Todas hemos visto como se masturbaba un hombre en el autobús mientras nos miraba fijamente. A todas nos ha tocado un tío el culo en el metro. A todas nos ha magreado un amigo estando borrachas. Nuestros compañeros de trabajo han hecho comentarios rijosos delante de todas. Todas hemos sentido miedo al entrar a nuestro portal. Todas hemos simulado hablar por teléfono cuando caminamos solas de noche. A todas nos ha violado nuestro hermano. A todas nos ha violado nuestro tío. A todas nos ha violado nuestro padre. A todas nos ha violado el amigo de la familia que venía a comer los domingos. A todas nos han secuestrado, arrastrado a un coche, estrangulado, quemado, descuartizado, tirado a un pozo.

Todas las mujeres hemos sido víctimas de la violencia machista porque el patriarcado (la familia, el colegio, la pandilla, la empresa, las instituciones) han consentido y minimizado el trauma histórico de nuestra existencia lanzándonos el mensaje de que nuestro cuerpo, nuestra libertad, nuestra independencia no nos pertenecían. Que nuestra versión no contaba. Como no contaba nuestro trabajo, como no contaba nuestra capacidad, como no contaba nuestra opinión, como no contaba nuestra mera presencia.

… El agresor de las mujeres es un sistema que se sustenta en que lo normal sea que las mujeres seamos agredidas, que lo normal sea el abuso de poder. En esa opresión, somos agredidas todas las mujeres. El monstruo, el psicópata, el enfermo es el sistema patriarcal.

Por eso cuando tocan a una nos tocan a todas, como gritamos en las manifestaciones feministas. Por eso con la sentencia de Pamplona nos han juzgado a todas: porque la han juzgado a ella, que es la víctima. Por eso la repulsa a esa sentencia ha sido unánime y contra ella se han expresado toda clase de mujeres, incluidas monjas como las Carmelitas de Hondarribia o banqueras como Ana Patricia Botín. Porque más allá de los privilegios de clase o de las circunstancias de vida, todas las mujeres hemos sido niñas, adolescentes, jóvenes, y todas sabemos lo que es la violencia machista. Si al hecho de ser mujer le añades el hecho de ser negra, migrante, trabajadora precaria, desahuciada de tu casa, refugiada, prostituta; si además de ser mujer eres pobre, no tienes formación, careces de recursos: violencia sobre violencia.

Linchamiento judicial de 5 inocentes: La única que tendría que estar en la cárcel es la joven, de Rambla Libre

Todos somos parte de ‘la manada’, de Octavio Salazar

Tonterías selectas

La perversión del sistema judicial español y la infame sentencia de ‘La Manada’, de Lidia Falcón

Una sentencia peor que el delito, de Javier Pérez Royo

Acaben con esta insoportable pesadilla, de Rosa María Artal

Marx cumple 200 años, el “diablo” sigue vivo, de Ramón Reig, catedrático de Estructura de la Información, director de «Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación», director de Ladecom

El Código Penal como pilar del neoliberalismo, de Eduardo Santos Itoiz, portavoz de Justicia de Unidos Podemos en el Congreso y secretario general en Navarra

Tonterías selectas

Las feministas ante el Congreso: «Menos lacito y más dinerito»

Necropensiones, de Antoni Aguiló, filósofo político del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra

Entrevista a Rosa Cobo Bedía, directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de A Coruña y autora del libro ‘La prostitución en el corazón del capitalismo’

La pornografía es la pedagogía de la prostitución, porque la pornografía no sólo es una parte indispensable de la industria del sexo, sino que, además, los varones que ven pornografía quieren llevar luego esas prácticas sexuales con las mujeres prostituidas. No acaba solamente ahí. A las mujeres que van a entrar en la prostitución les ponen muchas películas porno para que aprendan el oficio.

P: Establece un paralelismo entre perforar el suelo del mar y las montañas para extraer petróleo y penetrar los orificios de las mujeres para extraer placer y dominio sexual. ¿Qué quiere decir concretamente?

Lo que quiero sugerir es que neoliberalismo ha encontrado en la prostitución de mujeres la lógica extractivista, característica de la fase de capitalismo que vivimos actualmente. Es decir, la lógica de sacar beneficios a toda costa en ausencia de una economía productiva.

P: Rechaza el término ‘cliente’ para los consumidores de prostitución, ¿por qué?

El término ‘cliente’ despolitiza la realidad del putero y transmite la idea de que la prostitución es el resultado de un contrato mercantil desprovisto de cualquier tipo de moralidad. El ‘cliente’ accede al cuerpo de una mujer con la misma actitud con la que se compra unos zapatos. Sin embargo, no es lo mismo comprarse un jersey que explotar sexualmente a una mujer pobre. Los puteros son también responsables de la explotación sexual y económica que entraña la prostitución. Sin puteros no hay prostitutas y sin puteros no hay prostitución.

P: ¿Quiénes están detrás de las campañas a favor de legalizar la prostitución?

La legalización de la prostitución es un objetivo largamente deseado por los proxenetas y todos los actores económicos que se benefician de la industria del sexo.

P: Hay feministas que mantienen que precisamente las prostitutas son mujeres libres, empoderadas y dueñas de su cuerpo y que desde esa posición sería más útil enfrentarse a la sociedad patriarcal.

Las feministas que hacen esa afirmación son muy pocas. Quienes difunden esta idea son los grupos que están interesados en que siga existiendo la industria del sexo. Bien porque tienen intereses económicos concretos, anuncios de prostitución en periódicos, dueños de burdeles, hoteles donde se desarrolla la prostitución o agencias de turismo sexual, o bien porque son demandantes de prostitución, es decir, puteros. En el capitalismo neoliberal se enmascara la explotación también a través del lenguaje. Si decimos que lo hacen porque quieren y no porque no tienen recursos, si decimos que están empoderadas en lugar de hablar de su vulnerabilidad, estamos invisibilizando la explotación sexual y económica que es la prostitución.

P: ¿Por qué el movimiento feminista está tan dividido en la cuestión de la prostitución?

La clave tiene que ver con la diferente concepción que tenemos unas y otras sobre la sexualidad. La mayoría del movimiento feminista estima que la prostitución es explotación económica y sexual y señala que no es aceptable un intercambio sexual en el que la parte masculina obtiene gratificación y la otra sólo asco y violencia. Una gran parte de las mujeres en prostitución beben y toman drogas antes de los encuentros sexuales para poder sobrellevarlos. El asco y el malestar invaden la vida de estas mujeres. Sin embargo, una minoría del feminismo estima que no hay explotación sino intercambio libre de sexualidad por dinero. Este grupo de mujeres feministas no pone el foco en las estructuras de poder capitalistas, patriarcales y raciales que envuelven la prostitución, sino en los individuos que participan en este intercambio y los conceptualiza como individuos libres que toman decisiones racionales a su propia biografía. Unas y otras ponemos el foco en lugares distintos y por ello el análisis es diferente. Sin embargo, no tengo duda de que algunas personas de buena fe, que hoy consideran que la regulación de la prostitución humaniza las condiciones de vida de las mujeres prostituidas, se verán obligadas a tomar conciencia más adelante, porque la regulación empeora las condiciones, como muestran los casos de Alemania y Holanda.

P: ¿Llegará un día en el que se presente un proyecto de ley para abolir la prostitución en España como se llegó a aprobar en Suecia?

No tengo duda de que llegará. Tardará más o menos, pero llegará. Cuando dentro de medio siglo echemos la vista atrás, comprenderemos que la prostitución ha sido una de las barbaries que han caracterizado el siglo XXI, como fue la esclavitud en tiempos pasados.

El Papa arremete contra el capitalismo «desenfrenado» que «genera nuevas precariedades y esclavitudes»

«Veo alguien detrás de ti»: una perturbadora historia paranormal, de Adrián López

Tonterías selectas

Si tu dios es el dinero, el transhumanismo es tu religión: así esquilman a Silicon Valley, de Antonio Villarreal

El robot tonto, de Amando de Miguel

¿Qué comeremos en el futuro?, de Esther Vivas

No nos hacen falta nuevos alimentos sintéticos ni aumentar exponencialmente la producción, lo que importa es hacer accesible a las personas la comida que ya existe, que los alimentos dejen de ser tratados como una mercancía y sean considerados un bien común. Seguir dando respuestas tecnológicas a problemas políticos ya vemos donde nos ha llevado, al fracaso más absoluto.

¿Cuál es la alternativa? Aquellos que defendemos la soberanía alimentaria lo tenemos claro: recuperar la comida de verdad, apostar por una agricultura de proximidad, en manos del campesinado, que beneficia la economía local, con un modelo de producción ecológico, que cuida la tierra y quienes la trabajan. Sus detractores afirman que así es imposible alimentar un planeta con miles de millones de personas, pero según varios estudios científicos y la propia FAO, la agricultura ecológica y de km0 puede garantizar mejor la alimentación de las personas que la agricultura industrial, eso sí: con una reducción del actual e insostenible consumo de carne a nivel mundial. Por cierto, con una carne de mala calidad, el maltrato sistemático de los animales y la precarización de los derechos de los trabajadores.

En definitiva, necesitamos una agricultura que ponga en el centro las necesidades de las personas y el cuidado del planeta, solo así en el futuro podremos comer todos y comer bien.

¿Pensionistas egoístas y demagogos? Respuesta a un demagogo, de Vicenç Navarro

Podemos acusa a Coca Cola de «violación sistemática de los derechos humanos»

Miguel Ángel Fernández Ordóñez y su dinero revolucionario

Artículo en Instituto Juan de Mariana.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), el no muy competente exgobernador del Banco de España, defiende un dinero revolucionario:

Un fantasma recorre el sistema monetario y financiero: la posibilidad de cambiar el actual sistema de dinero frágil creado por los bancos privados por un dinero seguro. La reforma supone dejar a todos los ciudadanos y empresas depositar su dinero en el Banco Central donde estaría absolutamente seguro. Ahora solo los bancos privados pueden depositar su dinero en el Banco Central y esto, que hoy es un privilegio, se extendería a todos.

Tras la pobre referencia literaria al Manifiesto del Partido Comunista MAFO no se molesta en distinguir entre dinero, promesas de pago de dinero (pasivos de diversos agentes económicos) y medios de pago; no aclara si el dinero actual es frágil exclusivamente porque lo crean los bancos privados; habla de un dinero que se depositaría en el Banco Central, como si pudiera existir de forma independiente del Banco Central; no aclara cuál es la naturaleza de ese dinero que ahora los bancos privados pueden depositar en el Banco Central; promete seguridad sin explicar cómo estaría garantizada, simplemente porque sí, tal vez porque el Banco Central es un ente estatal y asume que no puede fallar ni quebrar; y olvida lo peligroso que puede ser un sistema en el cual todo el dinero dependa de un agente central que puede equivocarse o corromperse (por ejemplo apropiándose de parte del dinero “depositado”).

La principal ventaja de la reforma sería que, al ser un dinero seguro, no causaría los costes presupuestarios, de desempleo, de pérdidas de PIB y de destrucción de empresas que ocasionan las crisis bancarias.

Las crisis bancarias y económicas (con el desempleo, destrucción de empresas y reducción del PIB asociados) se deben fundamentalmente al intervencionismo estatal en materia monetaria, bancaria y financiera, que defiende y promueve un peligroso e insostenible descalce de plazos y riesgos en los balances de los bancos y otros intermediarios financieros; los costes presupuestarios se deben a los innecesarios rescates bancarios (bail out) que evitan que los acreedores asuman sus merecidas pérdidas (bail in) y quiebren (privatización de beneficios y socialización de pérdidas).

Y además tendría otro efecto positivo ya que permitiría desregular y liberalizar la actividad crediticia hoy fuertemente protegida e intervenida por el Estado.

Desregular y liberalizar la actividad crediticia es un objetivo muy positivo, pero para hacerlo es innecesario recurrir a la propuesta monetaria de MAFO. Basta con abandonar el intervencionismo monetario estatal, dejar que las empresas fracasadas sean liquidadas y tal vez volver a algo parecido al patrón oro.

Cerrando la puerta a una posible alternativa a su propuesta, MAFO asegura que “el bitcoin no sirve para realizar transacciones y por eso no puede sustituir al dinero creado por los bancos privados.” El bitcoin puede tener problemas de volatilidad y escalabilidad, y tal vez no sea el dinero óptimo, pero obviamente sí que sirve para realizar transacciones como demuestra la gente que diariamente las efectúa.

Según MAFO “los depósitos en los Bancos Centrales sí pueden sustituir a los depósitos en los bancos privados.” Sin más explicaciones nos propone una revolución. Aunque no lo dice, se supone que el Banco Central sería algo así como el gestor de los pagos y los cobros de todos los ciudadanos, empresas u otras entidades, que tendrían una cuenta en el Banco Central. Tal vez se trate de una labor demasiado importante como para dejarla en manos de funcionarios, burócratas y políticos.

Con el actual dinero-digital (esto es, los registros en los ordenadores de los bancos) puede suceder lo mismo que sucedió en el siglo XIX con el dinero-papel, los billetes de los bancos. Entonces el dinero en papel era emitido por bancos privados y se decidió que fuera emitido exclusivamente por los Bancos Centrales. Hoy el dinero digital —el de los depósitos— es creado por los bancos privados y pasaría a ser emitido exclusivamente por los Bancos Centrales.

MAFO habla de dinero digital como si lo importante fuera que la información se gestione mediante ordenadores: en realidad lo esencial es que se trata de apuntes contables de pasivos y activos en los balances de los bancos (pasivo de un banco, activo de su tenedor), igual que lo era el dinero papel. Es interesante leer cómo se refiere a que “se decidió” que el papel moneda “fuera emitido exclusivamente por los Bancos Centrales”. ¿Quién lo decidió y en qué consistió esa decisión? El Estado de forma coactiva otorgó un monopolio de emisión de billetes a la banca central a cambio de que esta lo financiara en mejores condiciones. ¿Es esto lo que propone ahora, un monopolio público gigantesco de emisión monetaria, prohibiendo alternativas privadas en competencia que los ciudadanos podrían querer libremente escoger?

Las entidades privadas sucesoras de los bancos actuales seguirían prestando sus valiosos servicios a empresas y familias pero ya no podrían disponer del dinero de sus depositantes sin que estos se enteren, sino que tendrían que solicitárselo para poder prestarlo a otros.

¿Qué tontería es esta de “disponer del dinero de los depositantes sin que estos se enteren”? ¿Es que lo hacen a escondidas o disimulando? ¿No saben los depositantes lo que son sus cuentas corrientes en los bancos? ¿En los actuales contratos de cuenta corriente y en la legislación vigente no está suficientemente claro que un depósito bancario es en realidad un pasivo bancario, un préstamo del cliente al banco, una deuda del banco con el cliente? ¿No sería mejor un poco de educación económica, monetaria y financiera y exigir que cada uno asuma su responsabilidad para vigilar la conducta de su banco?

[…] este cambio tiene unas ventajas muy importantes pues mientras el dinero actual es frágil e inseguro, ya que depende del éxito o fracaso de las inversiones de los bancos, pasaríamos a tener un dinero totalmente seguro e independiente de los azares del mercado de préstamos porque el Banco Central no prestaría el dinero depositado en el mismo.

Para conseguir que el dinero bancario actual fuera sólido y seguro bastaría con que las inversiones de los bancos realizadas con los depósitos a la vista de sus clientes fueran a muy corto plazo y muy seguras, que es lo que se conseguía en la banca tradicional cuando en su activo tenían letras reales (letras comerciales muy líquidas respaldadas por mercancías a punto de venderse a precios estables y con buenos márgenes de seguridad en su valoración). Los bancos tienden a realizar inversiones o préstamos seguros si saben que pueden quebrar porque no se les garantiza explícita o implícitamente un rescate o financiación a bajo coste.

¿Y qué es eso de que el Banco Central no prestaría el dinero depositado en él? ¿Qué naturaleza tendría este dinero? ¿Sería un activo sin ningún pasivo correspondiente, como por ejemplo una moneda de oro o plata o un bitcoin? ¿O se trataría de un pasivo del propio Banco Central? Si fuera un pasivo, le correspondería algún activo en forma de préstamo realizado por el Banco Central, probablemente comprando deuda pública, como se hace ahora. ¿Es la deuda pública totalmente segura e independiente de azares del mercado? MAFO asegura que con su sistema “los depósitos en el Banco Central son de verdad depósitos”. Muy bien: ¿depósitos de qué? ¿Qué es lo que se “deposita” en el Banco Central? ¿Tendrían los clientes derecho a recuperar lo que sea que han depositado en el Banco Central y sacarlo de allí? ¿Serían depósitos convertibles en algo?

Según él “desaparecerían las crisis bancarias con los costes monstruosos que hemos sufrido” pero “no desaparecerían las crisis financieras, pues en el momento en que se asume un riesgo existe la posibilidad de fracaso”. Tal vez no entiende que los bancos son entidades financieras. Quizás ignora que esta crisis ha tenido muy poco o nada que ver con los depósitos a la vista de la banca privada. Convendría que explicara, porque probablemente lo sabe, qué es un repo o una titulización, y qué es la banca en la sombra.

Esta fragilidad de los depósitos en los bancos privados es la que exige que los Estados mantengan hoy dos voluminosos paquetes regulatorios que hacen que el sistema bancario sea actualmente el sector más protegido e intervenido de todos los sectores económicos. Por un lado hay un paquete regulador protector por el cual se le aseguran los depósitos y, si no es suficiente, se les garantiza la liquidez y, finalmente, si es necesario, se inyectan fondos públicos para evitar su quiebra. Por otro lado, hay un paquete regulatorio intervencionista, que impone a los bancos unas restricciones a su libertad de empresa en casi todos sus ámbitos de actuación (capital, liquidez, remuneración de directivos, etcétera) que dificultan la innovación y la competencia. Y además de esta voluminosa regulación, el Estado tiene que mantener una policía —los supervisores— para evitar que incumplan estos requerimientos. La ventaja de contar con un dinero seguro emitido por los Bancos Centrales es que se podría reducir enormemente esa regulación y su supervisión. Y la desregulación de la actividad crediticia y de pagos produciría las ganancias de eficiencia que se producen siempre que se liberaliza un sector.

MAFO acierta al proponer liberalizaciones y desregulaciones, pero presenta la relación entre causa y efecto justo al revés. No es la fragilidad de la banca privada lo que origina la intervención estatal: es la intervención estatal, en forma de garantías de depósitos, de liquidez y de financiación, lo que provoca riesgo moral y lleva a la banca privada a tomar riesgos excesivos.

El sistema tiene otras presuntas virtudes, como una política monetaria más efectiva que no se explica en absoluto más allá de asegurar que no fomenta el endeudamiento, o como el señoreaje como ingreso estatal.

Después de asegurar que su propuesta es un cambio monetario revolucionario, cuando en realidad es una propuesta antigua, no original, ineficiente y mal explicada, advierte de que el cambio no puede ser revolucionario sino que se tiene que proceder con prudencia y estudio, poco a poco, mediante reformas graduales adaptativas. Podría haber empezado contando mínimamente cómo se produciría su dinero revolucionario, o cómo se determinaría cuál es su cantidad óptima. Seguramente cree que en su Banco Central ideal habría grandes tecnócratas expertos capaces de contestar a estos detalles: expertos como él, claro, con su mismo historial constatado de fracasos.