¿Son los impuestos un robo?

¿Son los impuestos un robo?

“Los impuestos son un robo” es un lema liberal muy radical y de uso frecuente. Se trata de un eslogan breve, provocativo, llamativo, simplista, extremo y sin matices. Hay alternativas más razonables:

-Los impuestos se parecen [bastante, mucho] al robo.

-Algunos [muchos] impuestos se parecen al robo.

-Los impuestos y el robo no son tan diferentes y tienen mucho en común.

-Los impuestos tienen algo/mucho de robo.

-Los impuestos suelen ser ilegítimos.

-Los impuestos son en su gran mayoría injustos por violar la libertad y la propiedad y no tener adecuada justificación contractual o consentimiento efectivo.

-Los impuestos suelen ser injustos por su tipología (qué gravan), por su cantidad (cuánto gravan), por su distribución (progresividad fiscal) y por su uso (gasto presupuestario a grupos de interés).

Robo vs. impuestos:

En el robo un ladrón (individuo o grupo) quita sus bienes a una o varias víctimas sin su libre consentimiento y sin dar nada a cambio, frecuentemente por la fuerza o con amenaza de violencia, o mediante invasión o aprovechamiento de descuidos (hurto). Hay un clara separación y asimetría entre el agresor, parásito o depredador que se beneficia de su acción contra los perjudicados por su delito.

En los impuestos hay, o se supone que hay, una asociación o comunidad con unos representantes o líderes políticos que presuntamente actúan bajo mandato del pueblo (al menos en democracia) con el monopolio de la violencia legítima y por el bien común: los miembros de la comunidad se obligarían de forma indirecta a sí mismos mediante un contrato social a pagar impuestos por presuntos bienes públicos o razones de justicia social (igualdad, ayuda a los desfavorecidos).

-Si en el robo hay uno y otro, en los impuestos habría un nosotros.

-Si en el robo hay un beneficiado y un perjudicado, en los impuestos todo sería por el bienestar general, el bien común, o el bien mayor de los más vulnerables.

-Si en el robo la víctima no recibe nada a cambio, los impuestos servirían para financiar bienes y servicios para los contribuyentes.

-Si en el robo no hay consentimiento por la víctima, en los impuestos el ciudadano consentiría al aceptar el contrato social.

-Si en el robo la violencia es ilegítima, en los impuestos esta estaría justificada por los procedimientos democráticos.

Pero:

-Los límites de la comunidad, quiénes son ciudadanos y quiénes no, son problemáticos: algunos incluidos pueden preferir quedar fuera, y algunos excluidos pueden querer participar. La pertenencia a la comunidad no es realmente libre ni contractual.

-El Estado como sistema institucional para la gestión de lo común históricamente suele tener su origen en el saqueo, la guerra y la opresión de unos sobre otros, y frecuentemente degenera en herramienta de unos para vivir a costa de otros.

-Se supone que el Estado somos todos, pero hay poderes particulares y grupos de interés con mucha capacidad de control que lo utilizan en su propio beneficio.

-La decisión de qué bienes o servicios son auténticamente públicos (no excluibles, no rivales) y necesarios para la convivencia común es problemática y tiende a abusarse de ella. Se confunde bien público con bien proporcionado por el Estado. Los auténticos bienes públicos (defensa, orden público) suelen recibir poca importancia o ignorarse.

-El presunto consentimiento que justificaría los impuestos es falaz o problemático. Las constituciones no son contratos auténticos. Información importante sobre las preferencias individuales no se manifiesta o se pierde en las decisiones agregadas. Se asume que la democracia lo legitima o justifica todo, se impone la tiranía de las mayorías y se ignora la libertad individual. Aquellos que dan su consentimiento a los impuestos lo hacen en su propio nombre, no en el de los demás: que uno acepte los impuestos legitima que se los cobren a él, no a los demás. Que una mayoría acepte los impuestos no legitima que se los imponga a la minoría.

-Hay una tendencia a la colectivización. Se permite la voz y el voto, pero no se permite o se dificulta la salida efectiva de la comunidad y sus servicios, la participación o no por separado en cada programa estatal. No se permite al individuo no participar en proyectos que no tienen naturaleza de bienes públicos (pensiones, sanidad, educación). Dificultar o impedir la salida de una asociación sirve para tener atrapados a quienes son parasitados por los demás.

-El pago de impuestos no está relacionado con el valor de los servicios recibidos. Algunos contribuyentes pagan impuestos aunque no reciban o usen ciertos bienes o servicios públicos.

-Los impuestos tienden a gastarse mediante los presupuestos públicos de forma ineficaz, ineficiente o corrupta.

El robo viola la libertad y la propiedad privada, pero la pertenencia a una comunidad suele implicar contribuciones para su mantenimiento (en dinero o en especie). Los impuestos se presentan o justifican presuntamente como una necesidad colectiva por el bien común, como el precio de la civilización y la convivencia, pero en realidad se parecen mucho al robo. Los impuestos podrían ser contribuciones necesarias para financiar bienes y servicios públicos esenciales, como cuotas de una comunidad de propietarios con estatutos establecidos contractualmente. Ciertos impuestos podrían servir para evitar o minimizar externalidades negativas como la contaminación. En realidad gran parte de los impuestos son confiscaciones sistemáticas de dinero para su redistribución o transferencia de individuos desorganizados a grupos organizados (teoría de la elección pública), quitando a unos para dar a otros. Los impuestos tienden a ser defendidos por ideologías colectivistas liberticidas y por los receptores del dinero o los servicios asociados a los mismos: gobernantes, burócratas, funcionarios, grupos subvencionados, ideólogos estatistas.

Los impuestos son más un robo cuanto más altos sean, más injustificados, y peor se gasten. Los impuestos no son estrictamente un robo, pero en su aplicación práctica lo parecen mucho.

(Posición contraria extrema de derecho positivo colectivista que niega el derecho natural y la ética de la libertad: en los impuestos no hay nada de robo porque todo es de todos, es el Estado el que establece las reglas y decide qué es la propiedad y qué se puede y debe dar y quitar a cada uno. No hay derechos previos al Estado.

Algunos denuncian que otros son insolidarios o incívicos y no pagan suficientes impuestos, los que les tocan, los que les corresponden, los que deberían pagar según su renta o su riqueza. El robo sería el no pagar más impuestos, porque presuntamente se estarían beneficiando a costa de otros, o porque la justicia presuntamente exigiría quitarles a ellos para darles a otros con menos renta o riqueza.)

Leer más:

Michael Huemer, Is Taxation Theft?

Taxation as theft (Wikipedia)

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