Libertad y pasaporte COVID

El pasaporte COVID es un certificado europeo de vacunación que podría utilizarse para permitir o limitar la movilidad de los ciudadanos según hayan sido o no vacunados. Ha recibido algunas críticas, también desde filas liberales, a menudo exageradas o mal fundamentadas.

Los problemas y conflictos de interacción social se evitan, minimizan o resuelven con información, incentivos y reglas adecuadas. El estado de vacunación individual en una pandemia es información relevante sobre riesgo propio (vulnerabilidad, inmunidad) y riesgo para otros (ser o no contagioso). Parece razonable e inteligente obtener y utilizar estos datos para exigir confinamientos y permitir movilidad de forma selectiva y limitada en lugar de confinar de forma generalizada o prohibir totalmente la movilidad (o no confinar a nadie y permitir movilidad sin ninguna restricción).

La información acerca de las vacunas y las posibilidades de inmunidad y contagio propio o a otros (efectividad, duración) puede ser imperfecta, pero esta puede mejorarse, utilizarse con cuidado y conocimiento de sus limitaciones, y para tomar decisiones suele ser mejor algo de información que nada de información. Las decisiones pueden modificarse según avance el conocimiento. La información del pasaporte puede complementarse con otros datos relevantes además de la vacunación, como el hecho de haber pasado o no la enfermedad, el disponer o no de anticuerpos o inmunidad, el ser contagioso o no.

El pasaporte incluye información individual de carácter médico: algunos pueden argumentar que esta debería ser estrictamente privada, pero los contagios en una epidemia son externalidades negativas, y la información al respecto un bien público. Los diversos agentes (individuos y asociaciones privadas y públicas) pueden estar legitimados para utilizar esta información en sus decisiones de interacción con otros, por ejemplo al permitir o no ciertos desplazamientos o accesos.

Este pasaporte no es un ejemplo de actuación dictatorial del Estado ni un paso más en una pendiente resbaladiza hacia la dictadura o el totalitarismo. Los Estados ya exigen certificados de vacunación para ciertos movimientos internacionales a zonas problemáticas. Otros certificados restringen las libertades individuales, como por ejemplo el carnet de conducir o ciertas titulaciones para ejercer diversas profesiones.

Este pasaporte no supone la creación de dos castas, vacunados y no vacunados. Las castas son bastante inmutables: en este caso basta con vacunarse para obtener el certificado. Algunas castas clasifican por nacimiento de otro miembro de la casta: no es el caso. Las castas son grupos de interés organizados, suelen estar relacionadas con estatus social por dominación, y conllevan privilegios estamentales de por vida: aquí se trata simplemente de utilizar información sobre posibles riesgos de contagio.

Criticar la escasez de vacunas, la vacunación lenta e ineficiente, o que no hay libertad porque los individuos no pueden decidir vacunarse sino que deben esperar a que el Estado les asigne una vacuna, no es lo mismo que criticar el uso de la información sobre la vacunación. Algunos liberales parecen igualitaristas en el sentido de que quieren que todo el mundo resulte igualmente perjudicado por estos problemas en lugar de minimizar en lo posible los daños sobre la salud y la economía causados por la pandemia. La justicia entendida como tratar igual a todos no es muy acertada cuando existen diferencias relevantes, aunque estas diferencias resulten de otra posible injusticia en el acceso a las vacunas.

Algunos críticos han señalado que la información sobre la inmunidad podría utilizarse en otros asuntos como contrataciones laborales, y que esto sería peligroso porque algunos individuos podrían contagiarse intencionalmente para pasar la enfermedad, resultar inmunes y tener mejores oportunidades laborales. Sin embargo un individuo libre decide por sí mismo qué riesgos quiere asumir a cambio de algún beneficio, sin tutelas o intervenciones paternalistas. La responsabilidad o irresponsabilidad en una pandemia no está tanto en evitar ser contagiado, sino sobre todo en evitar contagiar a otros o suponer costes para otros (tratamientos en sanidad pública).

Adolescente atrapado en redes de la praxeología resulta gravemente herido al intentar defender a su ídolo

Crónica de sucesos

Adolescente atrapado en redes de la praxeología resulta gravemente herido al intentar defender a su ídolo

El método apodíctico o axiomático deductivo se cobra una víctima más. En un acto intencionado cuyo fin, objetivo, meta o propósito parecía ser la defensa de su referente intelectual Walter Block contra críticas bien fundamentadas, el joven apriorista extremo E. B. ha sufrido serios daños en su capital intelectual, como resultado imprevisto y no deseado, al intentar manipular armamento argumentativo sin licencia y sin los conocimientos adecuados.

Sus agresivos comentarios, realizados en lo que aparentemente quería hacer pasar por un artículo de opinión en un medio respetable y de cierto prestigio, le han estallado en las manos y le han provocado un quebranto personal irreparable. A cierre de esta edición su pronóstico es grave y se debate inconsciente entre la vida y la muerte académica. Fuentes próximas aseguran que está intelectualmente acabado, aunque aún no lo sabe porque no se da cuenta de lo que ha hecho y sus consecuencias.

Así como las adolescentes en la edad del pavo suspiran por sus cantantes y actores favoritos, forran sus carpetas con sus fotos y cubren las paredes de sus habitaciones con sus pósteres, E. B. se apasionó por la Escuela Austriaca de Economía y estaba realizando estudios de postgrado sobre la misma. Sus pensadores favoritos son Murray Rothbard, Hans-Hermann Hoppe, Jesús Huerta de Soto y muy especialmente Walter Block, con el cual se comunica con cierta frecuencia.

El descubrimiento de unas críticas de Francisco Capella contra una importante obra de su amado Walter Block fue algo que no pudo soportar, especialmente después de haber reconocido avergonzado que ya no creía en la reserva cien por cien de la banca sobre los depósitos a la vista, asunto sobre el cual confesó haber estado gravemente equivocado.

En una reacción irreflexiva impropia de un ser humano como agente intencional con racionalidad limitada, falible o imperfecta, pero al fin y al cabo racionalidad, E. B. perpetró un artículo crítico contra Capella y en defensa de Walter Block: no se molestó en revisarlo o trabajarlo con cuidado y rigor, la tarea lo superó y quedó en evidencia ante todos sus lectores y seguidores.

Familiares y amigos no se explican cómo ha podido llegar a estos extremos de irresponsabilidad y exhibicionismo al intentar refutar en público ideas muy sólidas y de alta calidad. Científicos consultados nos aseguran que es la neotenia de la especie humana, la conservación de rasgos infantiles en la edad adulta, y especialmente la madurez tardía del córtex prefrontal, encargado de la previsión de consecuencias de la conducta y su planificación a largo plazo, lo que hace que estos jóvenes suelan asumir riesgos excesivos, a menudo para exhibirse ante amigos o intereses románticos mediante la producción de señales honestas costosas.

E. B., cuyo nombre completo no explicitamos para proteger su muy frágil y vulnerable intimidad, ya había intentado llamar la atención con otros artículos previos en los que mostraba su fanatismo e integrismo intelectual contra Hayek o la democracia. A posteriori quizás podemos interpretarlos como peticiones desesperadas de ayuda que pasaron inadvertidas. La experiencia podría servir para ayudar a otros como él interviniendo en su educación antes de que sea demasiado tarde.

Especialistas consultados han resaltado la posible disonancia cognitiva como factor explicativo. También han descartado la posibilidad de que el luctuoso acaecimiento se deba a autolesiones intencionales, motivaciones masoquistas o un intento fallido de suicidio al darse cuenta de que su vida ya no tenía sentido.

Descanse en paz E. B. mientras se recupera en una larga y difícil convalecencia. Se ruega respeto si tienen ocasión de interactuar con él en el limbo de su purgatorio, tal vez confundido y en proceso de reconstrucción personal.

NOTA: adjuntamos informe forense realizado por FC, experto especialista en accidentes y autopsias intelectuales.

Articulerías de Paco Capella: Lo que ni Block defendería

Madrid, a 10 de marzo de 2021.

El artículo a analizar ingresa ya cadáver, sin posibilidad de reanimación, y solo podemos certificar su defunción. Presenta diversas faltas formales de ortografía y sintaxis, probablemente por las prisas para escribir y publicar cualquier cosa, pero la causa de la muerte está claramente en sus contenidos.

Comienza con un término extraño fallido: “articulerías”. Sospechamos que puede ser un invento despectivo poco innovador o creativo al intentar copiar otros usados por el autor criticado, Francisco Capella, como tonterías selectas, tuitioteces, tuiterías o tristuiterías. “Articulerías” no resuena o sugiere nada en el sentido de error o equivocación más o menos grave. Tal vez se refiere a culería (¿?), o a chulería, altivez, soberbia, aunque no creemos que E. B. tuviera esto en mente y simplemente añadió automáticamente el sufijo -erías a la raíz de artículo.

E. B. afirma compartir algunas de las críticas que Capella realiza a Block, pero no se molesta en cuantificarlas o explicitarlas de forma exhaustiva. Da la sensación de que le cuesta reconocer los errores de su ídolo y se aferra a una relación ya sin amor.

Asegura que Capella “también ofrece ciertas críticas un tanto injustificadas o desatinadas”, pero apenas ofrece citas, cuando lo hace las saca de contexto, y su evaluación de lo que es injustificado o desatinado es subjetiva y parece más bien una valoración personal de alguien herido en su orgullo adolescente.

E. B. manifiesta un cierto autoritarismo, intolerancia y estrechez de miras al determinar lo que es o no es importante en los estudios de temas morales: si su autor favorito no ha mencionado algo no es porque no haya pensado en ello y su análisis sea incompleto, sino porque se trata de un matiz irrelevante.

E. B. cree que la relación actual entre venta de droga y uso de la violencia y daños colaterales es algo innecesario, accidental y separable: no parece haber investigado en profundidad este ámbito.

E. B. realiza afirmaciones arriesgadas de las cuales no ofrece ninguna evidencia, tal vez porque su estilo de fundamentación metodológica niega la importancia de la evidencia empírica: “no hay nadie que niegue estos tres puntos”. Independientemente de cuáles sean esos tres puntos, E. B. necesitaría conocer a todo el mundo y prestarles constante atención para realmente saber que eso es cierto. Es el problema de la información dispersa, tácita, no articulada.

El artículo de E. B. destaca especialmente por todo lo que falta, por todo lo que no dice. La crítica de Capella a Block contiene muchos elementos informativos que simplemente son ignorados, tal vez por no poder decir nada al respecto. Termina con un reconocimiento implícito de impotencia:

“Todavía quedan muchas otras críticas de Capella a las que se pueden ofrecer réplicas, pero invito a hacerlo al lector, especialmente al que se haya leído ya Defending the Undefendable.”

¿Cómo sabe E. B. que es posible ofrecer muchas réplicas a esas no explicitadas críticas de Capella? ¿Lo ha intentado con éxito, pero se las guarda? ¿Tal vez quiere creer que es posible para no afrontar la dura realidad? ¿No es especialista en demostraciones de imposibilidad? ¿Cuántas son muchas? ¿Quizás quiere engañar a sus lectores para que intenten algo que él no es capaz de hacer? ¿Quiere aparentar generosidad al dejar ciertos trabajos arduos y quizás infructuosos a otras personas? ¿Cómo sería posible hacer críticas a una reseña crítica de un libro sin haber leído dicho libro?

Firmado: FC