La libertad sí que entiende de compartimentos

Respondiendo a Luis I. Gómez:

-¡No soy libre! ¡Mi libertad ha sido violada!

-Vaya, lo lamento. Pero… ¿podrías concretar algo más?

-No, no puedo, porque la libertad es indivisible y no es adjetivable.

-Entonces, cuando llames a la policía y denuncies el crimen, ¿vas a decirles simplemente que se ha cometido una violación de tu libertad, pero no específicamente cuál ha sido el delito? ¿Eres incapaz de precisar o es que la comisión de un crimen es indistinguible de la comisión de todos los crímenes?

Hablar de libertad económica, libertad social, libertad política, libertad cultural, tiene perfecto sentido y no se trata de «un vacuo ejercicio acedemicista que en realidad nos aparta de la verdadera esencia de la libertad». La verdadera esencia de la libertad es la no agresión y el respeto al derecho de propiedad. Pero la coacción puede ejercerse de forma limitada en muchos ámbitos, sin interferir necesariamente en otros, y la propiedad puede ser invadida o robada de diversas formas. Que me hayan robado no implica que me lo hayan robado todo. Es posible prohibir las drogas sí y el sexo no, o al revés; o ambos, o ninguno.

Queda muy solemne declarar la libertad una e indivisible, pero esto tiene el desgraciado efecto, quizás no deseado, de impedir hablar con precisión. Adjetivar, si se hace bien, no es ningún error asociativo y puede substanciar mejor la esencia de las cosas, representar mejor sus cualidades y calidades.

No defiendo que la libertad es compartimentalizable porque confunda mi imagen de sociedad deseable con la libertad. De hecho no tengo ninguna imagen de sociedad deseable (¿que se pueda desear?) y simplemente entiendo la libertad como la circunstancia social en la cual cada uno persigue sus deseos en la medida de sus posibilidades sin interferencia violenta de otros. Estas interferencias son distinguibles: hay personas, o sociedades, libres para unas cosas y no para otras. Es verdad que puede realizarse una apreciación de conjunto y afirmar que si no eres libre en algún ámbito entonces simplemente no eres libre; pero esto sería como equiparar la violación de la libertad de alguien torturado, violado y esclavizado con la de alguien a quien simplemente le prohíben cantar pasodobles los jueves a las dos de la tarde a la orilla del río.

Que la libertad no sea lo mismo que la igualdad o la equidad o la justicia (aunque tienen mucho que ver según cómo se entiendan más precisamente esos términos) es irrelevante para el hecho de que la libertad pueda dividirse o no.

Otras partes del artículo del buen Luis I. Gómez pueden ser ciertos pero se salen por la tangente.

Saludos, Luis.

6 comentarios en “La libertad sí que entiende de compartimentos

  1. Saludos Paco,
    ya veo que discrepamos profundamente en la «terminología». Un robo es un atentado contra mi propiedad, no contra mi libertad. Sigo siendo libre (si las circunstancias lo permiten) para rehacer mi propiedad, mejorarla, o lamentarme por la pérdida.

    Cierto, es posible prohibir las dorgas y el sexo no. Y viceversa. Pero dudo mucho que alguna de las dos medidas tenga nada que ver con la libertad o se pueda aplicar en su nombre.

    No, no se trata de equiparar la privación de libertad de un torturado con la de un pasante multado. El grado de sufrimiento personal es diferente, Pero eso no hace más deseable la libertad de aquel que la de este. Ambas, por necesarias para la felicidad de los dos, son iguales.

  2. Si la libertad se entiende como el respeto al derecho de propiedad, que me roben viola mi libertad. Ya no puedo hacer lo que quiera con los bienes que me han quitado. Véase aquí:

    http://www.juandemariana.org/comentario/1403/libertad/derecho/propiedad/principio/agresion/

    ¿Prohibir las drogas o el sexo no tiene nada que ver con la libertad? Estoooo… ¡guau!

    A mí (y en realidad creo que a cualquiera) si me dan a elegir entre quitarme la libertad de lo de los pasodobles o ser torturado, violado y esclavizado, pues como que tengo bastante claro qué escogería.

    Saludos, Luis y un abrazo.

    Paco

  3. No pongas en mi boca lo que no digo :)

    Cualquier actividad humana tiene que ver con la libertad. Pero no podemos, creo yo, establecer escalas de valores según nuestros criterios para valorar lo realmente importante para otros, que es lo que sí sustancia su libertad, anque no la mía. Prohibir la prostitución es un atentado grave contra la libertad de quien ejerce esa profesión, libremente y para ser feliz en su vida y acumular propiedad.

    Lo que pretendo decir es que no es posible pretenderse «defensor de la libertad de todos» desde la selección arbitraria (según mi criterio) de lo que es prohibible y lo que no lo es. Y ello usando de forma utilitarista los adjetivos que, para la ocasión, mejor me cuadran.

    Soy liberal en lo económico pero no en lo social: un dictadorzuelo cualquiera. Y creo que de eso va el escrito de Vargas Llosa allí donde no se equivoca.

    • Yo no estoy estableciendo escalas de valores que justifiquen que se quiten unas libertades y no otras, o unas a cambio de otras. Pero uno mismo sí puede restringir su libertad libremente (eso es un contrato legítimo) a cambio de algo: para entender esto es necesario comprender que la libertad es divisible.

      El «puede» de «la libertad se puede dividir (es divisible)» se refiere a que es posible, no a que sea legítimo violar la libertad si sólo se hace de forma liimitada. Es un poder conceptual y físico, no normativo.

      El que es liberal en lo económico, al menos lo es allí; critiquemos si no es liberal en lo social. Y sobre todo expresémoslo bien. Mario Vargas Llosa es un genio del lenguaje literario y un gran liberal. Pero ciertas cosas pueden explicarse mejor.

      • «El “puede” de “la libertad se puede dividir (es divisible)” se refiere a que es posible, no a que sea legítimo violar la libertad si sólo se hace de forma liimitada. Es un poder conceptual y físico, no normativo.»

        La forma sencilla de decir lo que yo había pensado.

        De todas formas, sigo creyendo que la divisibilidad es puramente conceptual (descriptiva, verbal, imaginario) y no afecta en absoluto la esencia de la libertad. Y sigo creyendo que es precisamente el maluso de ese imaginario el que permite que aceptemos de mejor grado recortes en nuestra libertad, casi nunca voluntarios.

        De ahí que me pareció importante señalar que una cosa son las palabras que usamos para mejor entender las cosas y otra, bien distinta, la cosa misma.

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